02 noviembre, 2008

Historia de Mara ( V )

  • Si? Dijo Mara después de descolgar su móvil.
  • Tia, ayer tuve el mayor orgasmo de mi vida.
  • Joder Tina, jajaja!!!- se rió Mara tapándose la boca de inmediato al ver que su jefe la miraba- pero con quién!?
  • No te lo vas a creer....te acuerdas de Juan?
  • Si tuviera que acordarme de todos tus ligues....
  • Que si tía, te acuerdas de ese con el que me lié hace como dos años? el que me dijo que mejor lo dejaramos porque él era como mi antítesis....
  • Aahhh....el que planificaba hasta cuándo estornudar....con ese!!!???
  • Si...al parecer se cansó de esa vida, se desmelenó y me lo encontré ayer de fiesta...
  • Ayer jueves....
  • Ayer "juergues" Mara....
  • jejeje, ya....
  • Pues eso...que yo qué se tía, una cosa llevó a la otra, y joder con el soso!!!
  • Bueno hija, pues me alegro mucho, jejejeje!
  • Bueno y tu....cómo se llama...ah si! Leo!!
  • Na tia....no me ha llamado.
  • No quedamos en que le ibas a llamar tú?
  • Que no, que me da vergüenza!
  • Pues ya lo dice el refran, el que tiene vergüenza ni come ni almuerza!
  • Pues tía, es mi naturaleza, qué le hago? oye, que te tengo que dejar-dijo Mara casi en un susurro- que está aquí el pringaillo de mi jefe mirandome....
  • Venga vale, pero deberías llamarle...
  • Bueno, ya veremos, ale niña, que tengo que currar!!
  • Adios bombooon!!!- dijo Tina riendose-
  • Adios loca....


El día se hizo eterno. Cuando llegaron las 15.00 de la tarde, el hambre que tenía le recordó que su nevera había entrado en crisis dos días antes, y que era urgente hacer una visita al supermercado. Cogió un blog de notas y apuntó lo fundamental para sobrevivir una semana.
Lo de ir al super con los tacones y la ropa del trabajo no le gustaba nada, pero sabía que si iba a casa, acabaría llamando al chino y tendría que ir el sábado por la mañana a comprar, asi que nada más salir del trabajo, cogió el tren y antes de ir a casa se fue a comprar.

Lo peor que tenía el supermercado era que pillaba lejos de casa. Por esa razón, Mara había decidido hacer el encargo para que se lo llevaran más tarde a casa.
Una vez hecho, y confirmado que se lo llevarían en un par de horas, Mara decidió darse una vuelta por el centro. Quería comprarle un regalo al bebé recién nacido de su vecina Carmen.
Carmen era una de esas personas que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Cuando Mara se mudó al piso, Carmen siempre tuvo palabras amables con ella y la ayudó en todo lo que necesitó.
Por eso mismo, Mara quería ayudar en todo lo que pudiera con el bebé.
Carmen se enteró de que estaba embazarada al mes de dejarlo con su novio. Él quiso volver con ella después de enterarse, pero Carmen no lo permitió. Ahora el padre de la criatura vivía en Londres, y aunque le pasaría una pequeña pensión para el bebé todos los meses, Carmen estaba sola para criarlo.

A Mara nunca le había llamado la atención lo de tener niños. Tenía claro que algún día los tendría, pero para eso todavía quedaba mucho.
Llegó a una tienda y se paró a mirar el escaparate. Era una tienda de artículos para bebés.
Nunca hubiera imaginado que existieran tantas clases de chupetes, baberos, carritos, y cunas. Después de estar un rato dudando qué comprar, la dependienta le recomendó un trajecito "color verde musgo, que es el color que se lleva esta temporada".

Salió de la tienda con la bolsa del regalo en la mano. Se le empezaba a echar el tiempo encima. En poco más de media hora, irían a llevarle la compra a casa. Siguió la calle camino abajo y una tienda le llamó la atención. Se llamaba FILIGRANA. Era una tienda donde vendían artículos con cierto toque oriental. Velas, cojines, alfombras, cachimbas...Mara se quedó mirando el escaparate cuando alguien le tocó el hombro.

  • Vaya, como me has encontrado?

Mara miró a Leo, que la miraba sonriente como el día que se encontraron en el tren.

  • Ho...hola Leo, qué haces tú aquí?
  • Trabajo aquí, te dije que trabajaba en una tienda en el centro...y voilà! Te ví mirando el escaparate.
  • La verdad es que me ha llamado la atención..vendes cosas muy bonitas.
  • Sí, están bien...oye, te iba a llamar hoy mismo.
  • Ah, si? -dijo Mara sin poder evitar que se le escapara una sonrisa-
  • Sí...me preguntaba si te apetecería tomar algo esta noche. No soporto quedarme un viernes en casa después de trabajar...

Mara se quedó mirando a Leo literalmente ensimismada sin decir nada.

  • Eeemmm....te apetece o...si no lo dejamos para otro día....
  • Si, sí, perdona! Claro que me apetece...- dijo Mara mientras su piel se sonrojaba levemente-
  • Vale, pues te recojo en tu casa a las 22.00.
  • De acuerdo.
  • Bueno, tengo que seguir con lo mío...odio el horario comercial...hasta luego Mara.
  • Hasta luego!

Durante todo el camino a casa, Mara fue recordando cada una de las pocas palabras que había hablado con Leo. Le daba vergüenza recordar el momento en el que se había quedado mirándole como una tonta, sin articular una sola palabra...
Llegó a casa y sin quitarse tan siquiera el abrigo, fue directa al armario. Necesitaba estar perfecta esa noche.